Ramón: ¿Quién dijo que la melancolía es la felicidad de estar triste? (Pausa.) En fin, me llamo Ramón del Val y apenas me acabo de divorciar y ya tengo a la depresión golpeando mi puerta. Sé, me consta, que si esa ave carroñera se cuela en mi intimidad me dejará hecho un guiñapo, de ahí el pánico a la soledad inmediata. Menos mal que mi estado anímico puso en guardia a Ubaldo, ¿lo ven? Se diría que es un maniquí bajo una luz. Cuando estudiábamos derecho las utopías nos salían por las orejas y aún conservamos algunas. Seguir leyendo «Minipieza: A un paso de la frontera»